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Prevalencia de conductas alimentarias de riesgo y su asociación con ansiedad y estado nutricio en adolescentes de escuelas secundarias técnicas del Distrito Federal, México
Claudia Cecilia Radilla Vázquez, Salvador Vega y León, Rey Gutiérrez Tolentino, Simón Barquera Cervera, Jorge Armando Barriguete Meléndez, Samuel Coronel Nuñez, Claudia Cecilia Radilla Vázquez1, Salvador Vega y León2, Rey Gutiérrez Tolentino2, Simón Barquera Cervera3, Jorge Armando Barriguete Meléndez4 Samuel Coronel Nuñez2 , 22/05/2015
 
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Introducción
Los hábitos y modelos alimentarios actuales, han impactado en el vínculo cuerpo- alimentación y los valores estéticos corporales1. Actualmente, los adolescentes presentan obsesión por un peso bajo y la tendencia a querer alcanzar una figura delgada idealizada, lo que se traduce cada vez más en conductas de riesgo que pueden favorecer el surgimiento de trastornos alimentarios2. Los trastornos de la conducta alimentaria (TCA) son enfermedades psiquiátricas graves, marcadas por alteraciones en el comportamiento con rasgos psicopatológicos y una exagerada preocupación por el peso y la figura corporal3-5.
La conducta alimentaria, es el conjunto de acciones que lleva a cabo un individuo en respuesta a una motivación biológica, psicológica y sociocultural, todas éstas vinculadas a la ingestión de alimentos. Dicha conducta se ve influida por factores de diversa naturaleza, mismos que rebasan por mucho el valor nutricio del alimento y de las necesidades dietéticas del individuo6. El culto que rinde al cuerpo la sociedad es cada vez más importante y los mensajes socioculturales de una industria que sobrevalora la delgadez impactan en el comportamiento y pensamiento de adolescentes, induciendo conductas de riesgo para su bienestar físico y psicológico7. Una alteración de la imagen corporal o insatisfacción corporal, se ha considerado clave dentro de los posibles factores predisponentes a las distorsiones en la percepción del tamaño corporal, como un criterio diagnóstico  de TCA en el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM- IV-TR, por sus siglas en inglés) y en la Clasificación internacional de enfermedades (CIE-10) y ha provocado que se estudie como una variable asociada a los trastornos de la conducta alimentaria8,9.
En México se estima que casi el 1% de púberes y adolescentes manifiestan un elevado riesgo de desarrollar un trastorno alimentario10.
Por otra parte los factores de riesgo, son aquellas condiciones (estímulos, conductas, características personales y del entorno) que inciden en el estado de salud, incrementan la probabilidad de enfermar y facilitan las condiciones para la manifestación de la misma2.
Estudios previos han informado que los grupos más vulnerables a los factores de riesgo asociados con TCA son los adolescentes2 debido a su preocupación por  su imagen corporal y la apariencia física11, suelen sentirse insatisfechos con su cuerpo, desean perder peso, se someten a dietas restrictivas12, tienen temor de perder el control sobre la alimentación13 y son más frecuentes en mujeres jóvenes14. Los hombres, refieren también cada vez más insatisfacción corporal, en una serie de encuestas aplicadas a finales del siglo XX entre los lectores de la revista Psychology Today, se observó, que la insatisfacción corporal en los hombres aumentó de 15 a 43% en menos de una década15.
Se han desarrollado diversos instrumentos para detectar factores de riesgo y síntomas de TCA. Entre ellos se encuentra el Conductas Alimentarias de Riesgo (CAR). Entre los factores de mayor impacto informados en la aplicación del CAR se encuentran la autoestima baja y la insatisfacción corporal16.
Otro de los factores de riesgo importantes, es “la preocupación por el peso y la comida”, que hace referencia a los sentimientos de culpa que surgen debido a la forma de comer17.
Previamente a los TCA, se presentan problemas de autonomía e independencia, problemas interpersonales como introversión, inseguridad, dependencia, ansiedad social, falta de aserción, dificultad para relacionarse con el sexo opuesto, sensación de ineficacia, fracaso y falta de control en el ámbito escolar, laboral y social17. En otro estudio se señala que entre los precursores que influyen se encuentran la autoestima y el afecto negativo (ansiedad y depresión) 18.
Entre las alteraciones que pueden causar las CAR, se encuentran la desnutrición, deficiencia en la dieta de micronutrimentos como calcio, hierro y potasio, además alteraciones fisiológicas como osteoporosis, anemia e hipocalemia6.
Por otra parte la ansiedad y la patología alimentaria están estrechamente entrelazados19, puede ser tal la susceptibilidad de la persona con TCA, que el mismo estrés cotidiano desencadene las conductas propias del trastorno20.
Otra forma en que la ansiedad se relaciona con los TCA, es que pone en relieve la intolerancia a los cambios del estado de ánimo, lo que puede evitar el control de las emociones e involucramiento en conductas disfuncionales, como comer compulsivamente, utilizar purgas, y realizar ejercicio excesivo, como intentos de modular el afecto negativo19.
Es importante detectar a los adolescentes que se preocupan por su ingestión alimentaria e imagen corporal; cuyo estado de ánimo es influido por la preocupación del peso, la comida, la figura corporal, el autoestima baja y que ante situaciones de ansiedad no expresan sus emociones y tienden a actuar de forma impulsiva21,22 con la finalidad de evitar que presenten conductas alimentarias de riesgo como: dieta incorrecta y permanente, restricción de ciertos alimentos, preocupación por el peso, que pueden poner en riesgo su vida. Por lo que el objetivo de este estudio fue determinar la prevalencia de conductas alimentarias de riesgo y su posible asociación con ansiedad y estado de nutrición en adolescentes.

Material y métodos
Estudio descriptivo transversal, con aplicación de una encuesta de hábitos y estilos de vida saludables aplicada a adolescentes de primer año de secundaria de 16 escuelas técnicas ubicadas en el Distrito Federal, México, que asistieron en turno matutino (7:00 – 14:00 horas) y vespertino (14:00 – 21:00 horas) durante el año 2013.
Inicialmente se solicitó la autorización de la Dirección General de Escuelas Secundarias Técnicas del Distrito Federal, que a su vez pidió la cooperación para dicho estudio a los Directores de los 16 planteles, a quienes se les explicó el objetivo de la investigación. Posteriormente a los padres de los estudiantes se les solicitaron que firmaran las cartas de consentimiento informado y una vez obtenidas se procedió a la aplicación de los cuestionarios.
Se trabajó con una muestra no probabilística a conveniencia, que quedó conformada por 2368 adolescentes, divididos en cuatro grupos: mujeres turno matutino n = 742; hombres turno matutino n = 705; mujeres turno vespertino n = 436 y hombres turno vespertino n = 485. La edad tuvo una media de 12.06 años y una desviación estándar de 0.548.
Para la recopilación de los datos, se aplicó a la muestra de estudio el cuestionario denominado CAR23, que es un autoinforme de fácil aplicación probado adolescentes y aplicado en las encuestas nacionales ENSANUT 2006 y 2102. El CAR permite identificar el riesgo de presentar alteraciones en las  conductas alimentarias, fue elaborado con base en los criterios diagnósticos del DSM-IV y constituido de preguntas con respuestas tipo Likert con cuatro opciones de respuesta (nunca = 0, algunas veces = 1, frecuentemente =  dos veces por semana, muy frecuentemente =  más de dos veces por semana), acerca de las principales conductas para bajar de peso en los tres meses previos como son: la preocupación por engordar, la práctica de atracones, la sensación de falta de control al comer y conductas alimentarias de tipo restrictivo (dietas, ayunos, actividad física y uso de pastillas para bajar de peso) y purgativo (vómito autoinducido, uso de laxantes y de diuréticos). 
Asimismo se aplicó a los participantes el Cuestionario HAD24 ansiedad de Hamilton. La Escala HAD ansiedad, es un autoinforme para adolescentes que permite identificar la presencia de ansiedad en esta etapa de la vida, el mismo consta de siete reactivos de opción múltiple. Los reactivos están seleccionados a partir del análisis y revisión de la escala de ansiedad de Hamilton. La puntuación de la escala se obtiene sumando los respectivos reactivos. Cuando su punto de corte es de 0 a 7 se califica como normal, de 8 a 10 probable ansiedad y mayor o igual a 11 se determina ansiedad.
Se analizaron todos los datos obtenidos con el programa estadístico SPSS para Windows versión 23.0. Los análisis que se realizaron fueron, estadísticas descriptivas (frecuencias, medias, desviaciones estándar) e inferenciales (prueba t-student para comparación de medias y análisis de correlación).

Resultados
La media del riesgo de TCA en la muestra fue de 17% mientras que la desviación estándar fue 0.377. En la Figura 1 puede observarse que el grupo de mujeres del turno matutino fue el que presentó menor riesgo tuvo de  TCA.  Por otra parte los hombres del turno vespertino presentaron mayor riesgo de TCA. Se puede observar que los grupos de hombres presentaron más riesgo de padecer TCA que los grupos de mujeres.
Se encontraron diferencias significativas (p<0.05) por género y por turno. Los hombres mostraron mayor riesgo de presentar TCA (19.25%) que las mujeres (16.1%). Al realizarse la comparación por turnos, en el vespertino se observaron mayores riesgos de TCA (20.0%) que en el matutino (15.4%)

Respecto al diagnóstico de ansiedad la media total de la muestra fue 58% y la desviación estándar global fue 0.829. En la Figura 2 se nota que en los grupos de hombres de los turnos matutino y vespertino, los porcentajes indican ausencia de ansiedad con valores muy similares 66.5% y 66.2% respectivamente. Por otra parte  el grupo de mujeres del turno vespertino presentó mayor ansiedad (29.6%) que los otros tres grupos en estadio.  
Se encontraron diferencias significativas (p≥0.05) en ansiedad por género y turno. Las mujeres presentaron mayor ansiedad (25.5%) en comparación a los hombres (20.0%) y en el turno vespertino se presentó mayor ansiedad (25.3%) que en el matutino (20.2%).
En la Figura 3 se observa la relación de riesgo de los TCA con relación al estado nutricio de los adolescentes, llama la atención que en el caso del estado de obesidad se detecta mayor riesgo de presentar TCA (26.0%), seguido de sobrepeso (18.6%) existiendo diferencia altamente significativa  (p < 0.01).
En la Figura 4 se aprecian que los estadios de obesidad y peso normal presentaron más probable ansiedad que en la categoría de delgadez; por otra parte se encontró que en obesidad es más frecuente la ansiedad que en el sobrepeso, sin embargo no se encontró diferencia estadística significativa (p≥0.05). 
Después de aplicar la prueba t para los TCA y diagnóstico de la ansiedad, se encontró que los adolescentes que presentan ansiedad tienen mayor riesgo de presentar TCA (X=0.31) en comparación con los adolescentes que no presentan ansiedad (X=0.10). Existiendo una diferencia altamente significativa (p < 0.01), que implica que a mayor riesgo de TCA mayor ansiedad y viceversa.
Al aplicar la prueba t se observó que los adolescentes que acuden a la secundaria por la tarde presentaron mayor probabilidad de TCA (X=0.20) en comparación con aquellos que asisten por la mañana (X=0.15). Existiendo una diferencia altamente significativa (p < 0.01) (Tabla 1).

Tabla 1. Prueba T-Student. Turno en riesgo de TCA
  Media p t
Matutino 0,15 0,003 -2,988
Vespertino 0,20    

En el Tabla 2 se encontró también diferencia estadística significativa entre los turno (p<0.05), y que los adolescentes del turno vespertino presentaron más ansiedad (X=0.62) con respecto a los del turno matutino (X=0.55). En el rubro correspondiente  al género, las mujeres mostraron más ansiedad (X=0.62) que los hombres (X=0.53). Existiendo diferencia altamente significativa  (p < 0.01).

Tabla 2. Prueba T-Student. Diagnóstico de ansiedad con turno y sexo.
  Media p t
Matutino 0,55 0,035 -2,107
Vespertino 0,62    
Hombres 0,62 0,008 2,656
Mujeres 0,53    


Discusión
Se encontraron en esta investigación varios índices que indican presencia de riesgo en TCA así como de ansiedad entre la muestra estudiada. Esto concuerda con estudios previos que se han llevado a cabo con muestras similares25.
En relación al riesgo de TCA cabe señalar que se encontró que los hombres tienen mayor puntuación en esta variable. Esto se corrobora en los resultados, donde los hombres tuvieron una media de 0.17 en el turno matutino y de 0.22 en el turno vespertino.
Los hombres presentan mayor riesgo de TCA en esta investigación, lo cual ratifica estudios previos realizados en el Distrito Federal, México en el periodo 1997-2003 donde se encontró un incremento general en la proporción de estudiantes que reportaron tres o más conductas alimentarias de riesgo con un incremento importante en hombres de 12-13 años26, los hombres con obesidad presentaron los mayores porcentajes de CAR (15%); que fue el más alto en toda la muestra, indicando que las CAR no son exclusivas del sexo femenino27.
De igual manera Graham (2013) y Lopez (2011) reportan que la prevalencia de CAR está en aumento en varones, debido a que la mayoría de los hombres no están satisfechos con su cuerpo en una de dos maneras: o bien quieren ser más delgados o que quieren tener mayor masa muscular; desarrollando problemas de la imagen corporal, el 25% de los hombres había tratado de bajar de peso en la última semana y aproximadamente el 1,5% había informado practicar el vómito auto inducido como medio de control de peso, igualmente reporto que 9% de los varones presentaba CAR y el 22% eran comedores compulsivos28,29.
Otro estudio indican que aproximadamente el 50% de los hombres presenta insatisfacción corporal y preocupación por su forma de comer, mientras que el 20% presenta CAR. Esto indica una abrumadora presencia de trastornos comportamientos alimentarios entre los varones30.
Se ha observado un incremento sostenido en el número de hombres que padecen TCA, estimándose actualmente que el sexo masculino representa 1 a 5% de los casos de anorexia nerviosa (AN) y 5 a 15% de los casos de bulimia nerviosa. A diferencia de las mujeres, en los hombres la preocupación está más centrada en ganar masa muscular que en perder masa grasa. El sobrepeso ha sido relacionado con 37% de los casos de TCA, especialmente de bulimia nerviosa, lo que se traduce en que hasta 25% de los adolescentes hombres inicien dietas hipocalóricas31. Entre los varones, hay más casos de sintomatología restrictiva, alto consumo de laxantes y niveles más bajos de obsesión por la delgadez, estando caracterizados la mayoría de los casos por un deseo de mayor masa muscular32.
Existe una mayor prevalencia en insatisfacción corporal y obsesión por la delgadez en mujeres (29.2% y 20.8%, respectivamente) que en hombres (26,7% y 13.3%, respectivamente) y mayor prevalencia de bulimia en hombres que en mujeres (26,7% y 12,5%, respectivamente), sin embargo, no encontraron diferencias estadísticas significativas entre sexo33.
En este estudio se muestra mayor riesgo de TCA y ansiedad en adolescentes con sobrepeso (18.6% en TCA y 22.5% en ansiedad) y obesidad (26.0% en TCA y 27.6%, en ansiedad), resultado similar al informado en otro estudio donde hace mención que el sobrepeso ha sido relacionado con 37% de los casos de TCA, especialmente de bulimia nerviosa, lo que se traduce en que hasta 25% de los adolescentes hombres inicien dietas hipocalóricas34. También se ha reportado una prevalencia del exceso de peso (sobrepeso+obesidad), de 45.3% en los varones y de 36.1% en las mujeres y el 40% de los varones quería adelgazar, lo que coincidió con la cifra de prevalencia de exceso de peso35.
Otro estudio demostró que los hombres obesos y los que presentan sobrepeso son los más insatisfechos con su imagen corporal y los que presentan mayor ansiedad por adelgazar. Por el contrario, se evidencia menor insatisfacción en los hombres que están en el límite inferior y superior del normopeso; estos junto a los normopeso son los que presentan menor ansiedad u obsesión por adelgazar7.
Respecto al alto porcentaje de riesgo de TCA en hombres encontrados en este estudio, con relación al encontrado en la literatura, puede explicarse considerando la edad de la muestra estudiada (12 a 13 años) es más susceptible a este tipo de patología, ya que la preocupación por el control del peso y la imagen corporal lleva a los preadolescentes a desarrollar mayores CAR, afectando su calidad de vida36.
Respecto a la ansiedad, las mujeres del turno vespertino presentaron mayores índices con un 29.6% en el rubro de ansiedad, estos resultados fueron significativos al aplicar la prueba t por turnos; este grupo presentó una media de 0.894 en ansiedad y se afirma que es algo relevante al haber aplicado la prueba t., sin embargo, en un estudio previo se alude que los hombres con trastorno de atracones han mostrado mayores ocurrencias de los síntomas del trastorno de ansiedad que en las mujeres37. También se ha demostrado que la ansiedad en los hombres es uno de los predictores más consistentes de los trastornos de la alimentación38.
En un estudio realizado en el 2009 con estudiantes universitarios españoles se encontró relación significativa entre la dimensión perfeccionismo socialmente prescrito (creencia de que otros te aceptan si eres perfecto) y niveles altos de ansiedad (r= 0,35; p<0,05), lo que sugiere por la correlación positiva entre ansiedad y TCA encontrada en esta investigación que la ansiedad ante situaciones sociales donde la persona percibe que su cuerpo puede ser evaluado, así como la fobia social, son factores de riesgo para el desarrollo de los TCA25.
Conclusión
Existen pocos estudios en hombres y en los últimos años se ha notado que ha aumentado la prevalencia de hombres con TCA, por lo que realizar más estudios, podría ayudar a detectarlos tempranamente para poder hacer intervenciones que reviertan este problema que afecta cada vez más a los preadolescentes.
Se determinó que las conductas alimentarias de riesgo están asociadas con la ansiedad y el estado de nutrición de los adolescentes. Los adolescentes que presentan ansiedad tienen mayor presencia de riesgo de TCA e  igualmente entre mayor es el IMC en adolescentes existe mayor ansiedad y riesgo TCA.
Se recomienda ampliar el estudio para identificar los factores que predisponen la ansiedad y su relación con la presencia de conductas alimentarias de riesgo en los adolescentes en especial del sexo masculino de secundarias técnicas en México Distrito Federal. 


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ansiedad. adolescentes. conductas alimentarias de riesgo. estado nutricional.trastornos conducta alimentaria.
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