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Prevalencia de desnutrición en población anciana de dos barrios urbanos de Asturias
Sara Diez González, Lidia Fernández Villa y Patricio Suárez Gil, Sara Diez González (1), Lidia Fernández Villa (2) y Patricio Suárez Gil (3) , 03/09/2015
 
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INTRODUCCIÓN

Las personas de 80  y más años  representan el 5,2% de la población española y se estima que  en el año 2050 representarán  el 14,9%. Este envejecimiento de la población mayor tiene implicaciones que trascienden del hábito estrictamente demográfico, como el aumento de personas mayores dependientes1.

En los países desarrollados la población con mayor prevalencia de desnutrición son los ancianos2, alcanzándose principalmente en el grupo de 75-80 años3.

La desnutrición sigue siendo un problema infradiagnosticado e infravalorado y actualmente es considerado uno de los principales síndromes geriátricos en la comunidad4,5. Hay estudios6 que demuestran que una parte de esta población presenta desnutrición o alto riesgo de padecerla, lo que puede agravar la prevalencia de enfermedades crónicas o invalidantes e incrementar la atención sociosanitaria en el domicilio y un mayor uso de los recursos de los sistemas de salud.

Puesto que el estado de malnutrición en ancianos es un importante predictor de morbilidad y mortalidad, la valoración nutricional es esencial para su correcta valoración integral, al igual que la de las actividades básicas de la vida diaria (ABVD)7,8.

La intervención nutricional debe ser un componente básico entre las actividades de Atención Primaria (AP), especialmente en la prevención de malnutrición, con el fin de aumentar sus conocimientos y modificar sus actitudes en los aspectos relacionados con la alimentación para mejorar la salud nutricional y la calidad de vida, así como reducir el número de ingresos e institucionalizaciones y el gasto público para cubrir la demanda de asistencia sanitaria y social de este grupo etario4,5,9.

Existen numerosas herramientas para detectar situaciones de desnutrición. De entre todas ellas, parece que el Mini Nutricional Assessment (MNA) es el cuestionario más adecuado para detectar situaciones de desnutrición en personas mayores (a partir de 65 años) en cualquier ámbito (hospitalario, residencia o ambulatorio)10.

El objetivo de este estudio fue estimar la prevalencia de desnutrición y de alto riesgo de padecerla en personas mayores o iguales de 75 años no institucionalizadas en dos  barrios urbanos de Asturias.

 

MATERIAL Y MÉTODOS

En el presente estudio, de diseño descriptivo transversal, los sujetos de estudio fueron personas mayores e iguales de 75 años a fecha 31 de Diciembre de 2012, de ambos sexos, no institucionalizadas, que disponen de  tarjeta sanitaria adscritos a dos  centros de salud (C.S) de Asturias (Las Vegas y Contrueces), que cubren los barrios del mismo nombre de las ciudades de Avilés y Gijón, respectivamente.

Se excluyó a las personas en situación terminal, hospitalizados, institucionalizados (incluidos los que acuden a centros de día) y con soporte de nutrición enteral.   

Se realizó un cribado nutricional y una valoración nutricional que incluía parámetros antropométricos para lo cual se determinó el peso (Kg), la talla (m), el índice de masa corporal (IMC) (Kg/m2), la circunferencia braquial (cm) y la circunferencia de la pantorrilla (cm). En los individuos inmovilizados, en los que no se pudo pesar y tallar, estas variables se obtuvieron mediante fórmulas indirectas. El peso fue estimado mediante la ecuación de Chumlea11 y la talla se estimó utilizando la edad y la altura talón-rodilla12.

También se tuvieron en cuenta las siguientes variables: edad, sexo, soporte familiar, nivel cultural, nivel de dependencia y centro de salud.

Según la población mayor o igual de 75 años no institucionalizada de cada centro de salud (1.513 en Contrueces y 931 en Las Vegas), se predeterminó un tamaño muestral independiente para cada centro, asumiendo una confianza del 95% y una precisión del 4,5%, obteniendo 250 personas para cada uno de ellos. Con una previsión de pérdidas del 20% fijamos un tamaño muestral de 313 para cada C.S.

Los cálculos y la extracción de la muestra se llevaron a cabo con Epidat 4.0.

Antes de realizar las entrevistas se revisaron todas las preguntas y escalas entre 2 enfermeras para utilizar los mismos criterios y formular las preguntas de la misma manera para evitar al máximo los posibles sesgos de recogida de información.

Cuestionario de cribado nutricional: El test MNA es un instrumento que comprende medidas sencillas y preguntas rápidas que engloban medidas antropométricas (peso, talla y pérdida de peso), preguntas relativas al número de comidas, ingesta de alimentos y líquidos y autonomía durante las comidas, evaluación global sobre el estilo de vida, medicación y movilidad, y una evaluación subjetiva sobre la auto percepción de salud y nutrición13.

El MNA consta de 18 ítems y presenta una puntuación máxima de 30 puntos, permitiendo diferenciar a las personas con un estado nutricional adecuado (> 23,5 puntos) de los que presentan un estado nutricional deficiente14 (< 17 puntos), mientras que los valores intermedios representan a los pacientes con riesgo nutricional6. La limitación que tiene es que no establece diferencias entre los pacientes con un estado nutricional normal y aquellos que padecen malnutrición por exceso (sobrepeso u obesidad)5.

Cuestionario de valoración funcional: Para monitorizar el nivel de dependencia empleamos el Índice de Katz,  también llamado índice de las ABVD, ya que valora de manera sencilla y rápida  6 funciones básicas en términos de dependencia o independencia  siguiendo un orden jerárquico y lógico. El profesional sanitario  puede evaluar en base a la observación del paciente o mediante interrogación al mismo, a sus familiares o cuidadores15.

Análisis estadístico: El análisis estadístico se llevó a cabo mediante inferencia Bayesiana. Se obtuvieron las distribuciones posteriores de las prevalencias mediante modelos para proporciones con distribuciones a priori beta no informativas. Las distribuciones posteriores se resumieron mediante la media y el intervalo de credibilidad del 95% (ICred 95%). El ICred 95% que, a diferencia del intervalo de confianza de la inferencia clásica, expresa directamente el rango de valores entre los que se encuentra el parámetro con probabilidad 95%. Para analizar los factores asociados a padecer desnutrición se probaron diferentes modelos de regresión logística, seleccionando el modelo con menor DIC (Deviance Information Criterion). Las variables introducidas en los modelos fueron: sexo, edad, centro de salud, nivel de dependencia, vivir solo, convivir con persona más joven y disponibilidad de ayuda. A partir del modelo seleccionado se obtienen las distribuciones posteriores de las razones de odds (OR) que se resumen con la media y su ICred 95%, y se presenta la probabilidad posterior de que la OR sea mayor que 1 (o menor, en su caso) que expresa la probabilidad de que el factor al que se refiere la OR esté realmente asociado con la odds de prevalencia.

El análisis se llevó a cabo con los programas R (v. 3.0.3 )16 y WinBUGS 1.4.

 

RESULTADOS

Se entrevistó a un total de 445 personas cuyas características se presentan en la tabla 1.

El porcentaje de excluidos fue del 4% (72% mujeres),  y de pérdidas el 24,8% (55,5% mujeres), con perfil similar en ambos C.S (más de la mitad de las pérdidas fueron por no localización de la persona o por no querer participar en el estudio).

La media (DE) de edad de los participantes fue de 81,8 (4,8) años, con un rango entre los 75,5 y 103,3 años. La media (DE) de IMC fue de 28,9 Kg/m2 (5,3), el peso medio de 70,3 (14,4) Kg, la talla media de 1,55 (0,1) m, la circunferencia del brazo (CB) de 29,4 (3,7) cm, la circunferencia de la pantorrilla (CP) de 34,8 (3,7) cm y la puntuación global de MNA de 25,4 (3,2), con un  rango entre  5,5 y 29,5 puntos.

Tenían un IMC por debajo de la normalidad (< 23) 47 (10,6% personas), dentro de la normalidad (entre 23 y 29) 190 (42,7%) y por encima de la normalidad (>29) 208 (46,7%).

La prevalencia de desnutrición (3,2%) y de alto riesgo de desnutrición (13,8%) se puede observar de forma global y desglosadas por sexo y C.S en la tabla 2.

En desnutridos el 85% tenía el IMC alterado frente al 56% de los normonutridos.

Se probaron distintos modelos de regresión logística para evaluar qué variables mostraban efecto sobre la Odds de prevalencia de desnutrición. Se han destacado como variables más relevantes las siguientes: sexo, edad, el pertenecer a un determinado C.S y el índice de dependencia (figura 1).

Ser mujer multiplicó por 3,6 la odds de prevalencia, pero no de manera concluyente, ya que la probabilidad posterior de que ese efecto se produzca es del 63,6%.

Por cada año de edad la odds de prevalencia se multiplica por 1,08 y de manera bastante concluyente, ya que la probabilidad posterior de que este efecto se produzca es del 85,4%.

Pertenecer al C.S de Contrueces multiplica por 6,9 la odds de prevalencia y además de una manera concluyente, ya que la probabilidad posterior alcanza el 95,2%.

Por cada nivel de dependencia se multiplica por 5,06 la odds de prevalencia y de una manera totalmente concluyente, ya que la probabilidad posterior en este caso es del 100%.

El resto de variables estudiadas no demostraron efecto sobre la odds de prevalencia de desnutrición, por lo que no se consideraron relevantes. 

 

DISCUSIÓN

Los resultados obtenidos en este trabajo ponen de manifiesto que las personas mayores de 75 años que viven en su domicilio presentan una prevalencia de desnutrición semejante al referido a nivel poblacional del mismo segmento de España por otros autores6,17,18.

La prevalencia de alto riesgo de desnutrición muestra que 1 de cada 8 ancianos necesita una intervención nutricional para mejorar su calidad de vida y disminuir las consecuencias derivadas. Puede resultar paradójico que al ser dos zonas de nivel socioeconómico medio-bajo, este resultado sea claramente inferior a los referidos en estudios previos6 donde este dato era próximo a 22% y la población estudiada era de aproximación geográfica y características socioculturales similares. La diferencia de resultados puede deberse a que en ese estudio sólo se tuvo en cuenta a aquellos sujetos que vivían en su domicilio en ausencia de familiares o acompañantes más jóvenes que ellos.

Sin embargo, nuestros resultados sí que son similares a los obtenidos en Murcia19 en el que se apreció un 17% de riesgo de desnutrición y 2% de desnutrición.

En estudios previos2,3,6,20  la población a estudio varía en el inicio de edad desde los 64 hasta los 75 años. Aunque en Asturias el Programa de Actividades Preventivas del Anciano comienza a partir de los 65 años, hemos considerado estudiar la población mayor o igual de 75 años, ya que observando los resultados de estos estudios se objetiva que por debajo de esta cifra el estado de desnutrición y su riesgo era muy bajo, mientras que la mayor prevalencia de desnutrición se alcanza en mayores a partir de los 75-80 años21,  por lo que estimamos hacerlo directamente a partir de esta edad.

En nuestro estudio, probablemente, se ha incurrido en sesgo de información, ya que a los pacientes encamados a la hora de pesar y medir se tuvieron que utilizar fórmulas indirectas y en el caso de los pacientes con deterioro cognitivo se dependía de la colaboración de un familiar o cuidador.

Por otra parte, aunque las pérdidas siempre son una amenaza para la validez del estudio, no sabemos si éstas pudieron afectar a la prevalencia, pero sí sabemos que el perfil fue muy similar al de los estudiados en cuanto a edad y sexo.

Las recomendaciones actuales en cuanto al IMC, extraídas a partir de datos sobre población americana, establecen para ancianos un IMC normal entre 24 y 29 Kg/m2.17

Teniendo en cuenta estos valores se observa que casi la mitad de los sujetos estudiados presenta un estado nutricional de sobrepeso y obesidad, al igual que lo encontrado en otros estudios similares9,20. Por lo que se aprecia que no sólo la desnutrición es importante en personas mayores. En estos casos es recomendable también valorar y controlar la alimentación, pero hay que hacerlo con prudencia, ya que se puede comprometer la ingestión de nutrientes esenciales en cantidades suficientes, y especialmente de micronutrientes22-24.

Los resultados obtenidos también muestran que la determinación del IMC como único parámetro de referencia en el cribaje nutricional es insuficiente, siendo necesario complementarlo con una valoración más exhaustiva.

A pesar de nuestra hipótesis inicial, donde el hecho de vivir solo iba a ser una variable influyente,  al probar los distintos modelos de regresión logística se vio que el soporte familiar no mostraba un efecto concluyente sobre el estado nutricional. Sin embargo, tuvieron más efecto, de mayor a menor, el nivel de dependencia, el pertenecer al C.S Contrueces, la edad y el hecho de ser mujer.

Así, observamos que respecto a la valoración funcional, es totalmente concluyente que a mayor grado de dependencia, mayor riesgo de desnutrición.

No disponemos de explicación para la diferencia encontrada entre los dos C.S, ya que son dos zonas de nivel socio-económico muy similares.

La edad, al igual que lo encontrado en estudios previos22 es un factor que influye de manera negativa y concluyente en el estado nutricional de las personas mayores.

A diferencia de lo encontrado en estudios previos6, donde el sexo no se relacionaba con el estado nutricional, en nuestro estudio sí se ha encontrado que el hecho de ser mujer está asociado a una mayor desnutrición. Como este resultado está ajustado tanto para la edad como para el nivel de dependencia, creemos que podría ser debido a una desigualdad económica de género, ya que la mayoría de mujeres cobran pensiones no contributivas, siendo estas de menor cuantía. Igualmente se observa que a nivel estatal perciben más pensiones de viudedad como única fuente de ingresos 25. 

Dado que las 2 zonas donde se ha realizado el estudio son de un nivel socio-económico similar (medio-bajo), estos datos serían extrapolables a zonas de características similares.

Como no hemos encontrado estudios relevantes que relacionen el nivel de dependencia con el estado nutricional, y siendo ésta nuestra variable más concluyente, creemos que podría ser interesante incluir este ítem en investigaciones futuras.

Las principales conclusiones de nuestro estudio son que tanto la desnutrición, como el alto riesgo de padecerla, son un problema presente en la población mayor que vive en su domicilio.

Dentro de los cuidados de enfermería en Atención Primaria debería considerarse la valoración sistemática del estado nutricional en personas mayores, principalmente en aquellas con algún nivel de dependencia para realizar las ABVD, especialmente en las mujeres, con el fin de establecer las medidas preventivas oportunas y enfatizar la importancia de la nutrición en individuos no institucionalizados. 

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Desnutrición. Anciano. Atención Primaria de Salud. Evaluación Nutricional.Inferencia Bayesiana.
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